Escuchar y ser escuchado

Pola con Kamy | Blog # 1

María Camila García

Hace unos días, Julián me invitó a ser parte de su sueño: su blog para Cafecito pa’ llevar. La verdad, no sabía bien sobre qué escribir. No sé si lo han notado, pero soy mil veces mejor hablando que escribiendo. Por eso, decidí escribir sobre la necesidad de hablar, de escuchar y de ser escuchado. Esa es, precisamente, la razón por la que hago un podcast.

Cuando me preguntaron por qué hacer un podcast, sabía que era importante para mí tener un espacio para poder escuchar a otros, conocer a otros y, a través de ellos, conocerme. La palabra y el diálogo atraviesan nuestras vidas y este era un espacio donde podía reflexionar con otros, escuchar sus historias y conocerlos a mayor profundidad.

En la vida, todo requiere técnica y estructura, pero en el fondo, lo que mueve los proyectos es el corazón y la pasión. Eso no significa que no se necesiten estudio, apoyo, financiación, equipos y mil cosas más. A veces, los discursos sobre la pasión olvidan los contextos y romantizan el esfuerzo excesivo, pero, aun así, la pasión es una parte esencial del proceso. Hay días en los que desaparece y en los que uno se siente incapaz de seguir adelante, pero recordar todo lo aprendido ayuda a sostenerse en el camino.

Haciendo el podcast, me he dado cuenta de que soy muy buena para hablar, pero a veces me cuesta escuchar. Lo hago desde el análisis constante, y hay momentos en los que mi cerebro se llena de preguntas porque quiero saber más. Sin embargo, escuchar no es solo recibir información, es ponerse en los zapatos del otro sin imponer nuestras propias expectativas y emociones, sino abriéndonos a las suyas.

Aprender a escuchar te permite ver más allá de tu propio mundo, imaginar nuevos escenarios, comprender realidades que antes te parecían ajenas y, al final, cuestionarte sobre la tuya. Escuchar transforma nuestra propia realidad, porque reconocer una historia distinta nos ayuda a expandir la forma en la que vemos el mundo.

A través de este camino, he aprendido que si quieres cantar, puedes hacerlo y disfrutarlo. Que pueden existir mil dificultades, pero que es posible ser resiliente sin dejar de sentir el dolor. He aprendido que, aunque te caigas mil veces, siempre puedes levantarte y seguir. También he comprendido que la vida no tiene un solo sentido, sino que su sentido está en vivirla, disfrutando de nuestras pasiones y sueños.

Ahora sé que ser mujer no significa que tengas que ser feminista para luchar por tus sueños, pero que muchas feministas han trabajado para que tengamos la libertad de ser lo que queremos. He aprendido que ser padre o tener una ideología no te impide ser crítico frente a tu iglesia, tu entorno o el mundo. Que los años, las experiencias, los viajes y el amor pueden transformar nuestras posturas. Que hay mil formas de vivir y que los contextos nos permiten crecer, cambiar y evolucionar, transformarnos. Y que el amor es una construcción diaria con otro o con otros para crecer.

Todo esto lo he aprendido escuchando, realizando el podcast, decidiendo que mis amigos fueran mis invitados para preguntarles desde la curiosidad genuina y escucharlos sin pretensiones, simplemente disfrutando sus palabras. Conocerlos más me ha llevado a admirarlos aún más, y en el proceso, también he aprendido a admirarme un poco a mí misma.