
Bienvenidos a Cafecito pa’ Llevar Blog
Blog sobre ruedas | Blog # 1
Julián Müller Marín


Enfrentarse a la famosa “página en blanco” es incómodo, especialmente para alguien que, queriendo hacer un blog, nunca ha escrito nada. Pero quizá la mejor manera de romper ese hielo sea expresarlo y contar algo sobre mí.
Tengo 35 años y pertenezco a la generación que vio nacer Internet y experimentó su masificación. Pasamos de los viejos y anticuados módems que se conectaban a través del teléfono fijo—esos que nos hacían cruzar los dedos para que nadie llamara a casa y nos interrumpiera una descarga—a un mundo donde esos módems ya no existen y los teléfonos fijos son cada vez más escasos.
Aquella conexión prehistórica evolucionó a la banda ancha, luego a la fibra óptica. Pasamos de la web 1.0 a la web 2.0, donde todo se volvió más interactivo y veloz. Con la conexión móvil y el salto de 2G a 5G, la navegación alcanzó velocidades impensadas hace 20 años. Como dice un meme: “Antes todo esto era monte”, y en Internet, antes todo esto era solo texto… con suerte, algunas imágenes.
De los blogs de viajes a un sueño aplazado
En la era del texto, Internet apenas soportaba la reproducción de video. Casi nadie tenía acceso a una cámara ni a programas de edición. No existía YouTube ni ninguna plataforma similar que permitiera mostrar el mundo a través de una pantalla como lo hacemos hoy. Antes de los youtubers, existieron los blogspotters, aquellos que narraban sus experiencias en plataformas como Blogspot o WordPress. Así nacieron los blogs, y entre ellos, los que más me marcaron: los blogs de viajes.
Desde muy chico, me han fascinado la geografía, la historia y, sobre todo, las historias de viajeros. Fuera de Internet, mi cita ineludible era cada sábado con Diana Uribe y su Historia del Mundo en Caracol Radio. Luego, con la llegada de los blogs, me sumergía en páginas y páginas de relatos de personas increíbles recorriendo el mundo: en moto, como Charly Sinewan, o a pie, como Mochileros.org. Leer estas historias era transportarme a los lugares que describían. Cada relato era un viaje, cada blog un pasaporte a lo desconocido, y con cada historia crecía mi anhelo de recorrer el mundo y narrar mis propias aventuras.
Pero la vida no siempre sigue el guion que imaginamos. Hay sueños que no se cumplen como uno espera o que simplemente se aplazan. Las razones pueden ser económicas, circunstanciales o un poco de todo. En mi caso, nunca logré hacer esos viajes ni escribir un blog. La vida me llevó por otros caminos, atrapándome en el status quo en el que vivimos casi todos dentro de una sociedad capitalista: colegio, universidad, trabajo… lo que fuera necesario para sostenerme y terminar una carrera con “buena salida laboral”. Así, mi sueño de viajar se fue postergando hasta quedar casi en el olvido.
Las motos y el reencuentro con el camino
Podría contarles sobre los años en los que mi sueño se fue aplazando: los cambios de carrera, el trabajo que me permitió estudiar pero que también me llevó a años de frustración… pero eso es historia para otro blog. Lo importante es que, después de idas y vueltas, conocí las motos.
Las motos me permitieron empezar a romper fronteras, primero mentales y luego físicas. Con ellas, reconstruí ese sueño latente y, poco a poco—pueblo a pueblo, kilómetro a kilómetro—empecé a recorrer. Primero los alrededores de Medellín, mi hogar. Luego, Antioquia. Después, Colombia entera. Y hace poco, mi primer viaje internacional: todo Ecuador en moto. Un viaje del que, sin duda, hablaré en otro post.
Viajar me reconectó con mi sueño de niño. Aún sigo inmerso en el sistema: tengo un horario, un trabajo, responsabilidades. Pero aprendí que, aunque no todos los sueños se cumplen tal como los imaginamos, sí podemos transformarlos y acercarnos a ellos. Hoy entiendo que no importa si el destino está a cincuenta kilómetros de mi casa o a cinco mil: lo importante es el viaje en sí mismo.
Los sueños como camino
Estamos en 2025, en plena revolución tecnológica, con inteligencia artificial y un mundo hiperconectado. Todos los días se suben miles de horas de contenido, millones de fotos, incontables publicaciones. Crear un podcast o escribir un blog ya no es algo novedoso; de hecho, el auge de los blogs ocurrió hace más de 20 años.
Pero este blog no busca ser innovador ni diferente. Es simplemente el cumplimiento de un sueño. Un sueño que, al igual que el mundo, está interconectado: viajes, experiencias, personas, culturas, comida, café, cine, literatura… pasiones. Como una vez escuché decir a un montañista: “Hay muchos Everests en la vida”. Para algunos, es escalar el Everest real. Para otros, como yo, es conocer lugares en moto. Para otros, es tomar una mochila y partir. Puede ser el café, la lectura, el deporte. Todos tenemos algo que nos mueve.
Ese es el espíritu de Cafecito pa’ Llevar: hablar de sueños, pasiones y de todo aquello que le da sentido a nuestra vida.
Este blog es una invitación a no dejar de lado nuestros sueños. Yo aún no alcanzo los míos, pero he aprendido que los sueños no son solo una meta, sino un camino. Y la clave está en disfrutar ese camino.
Aquí encontrarán historias de personas del común, historias cotidianas sin pretensiones de ser el blog más leído o famoso. Solo espero que cada lector se vea reflejado en lo que aquí se cuenta. Así como aquellos blogueros de hace años me inspiraron, quizás este espacio también logre inspirar a alguien.
Bienvenidos a Cafecito pa’ Llevar Blog. ☕